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1804. Carta de Tomás García, preso, para Fernando.
Author(s)
Tomás García
Addressee(s)
Fernando
Summary
El autor explica a un tal don Fernando los motivos por los que está preso y denuncia los malos tratos que recibió por parte del juez que lo encarceló.
en mil pleytos y quimeras con unos y con otros y con todo el conzejo
de modo qe le es imposible vivir una vida quieta y pacifica como
las demas; acaso en toda españa ni en todo el mundo havra otra
semejante. esta Muger, Señor, ya tubo otro marido a qn mato con
el mal tratamto qe le dio; y publicamte se dice y fue publico, y no-
torio qe a peticion del cura se nombro pr la Justicia una per-
sona qe cuidase de el en su ultima enfermedad. estubo algs as
viuda, y no encontro con qn casarse sino conmigo, qe me busco
y engaño ofreciendome cosas qe desps no parecieron. No pa-
rece sino qe esta muger me busco pa cubierta de sus cosas pr no de-
cir maldades, y aora qe va vieja y no hazen caso de ella los Arri-
eros y demas gentes qe posan en su meson, ya no le hago falta
y asi ni me puede ver ni oir hablar de mi tan siquiera.
ella nada me cuidaba, ni me lababa la ropa, ni me
daba de comer, ni queria coabitar, de modo qe si alga vez
le decia muger, haz la cama pa los dos, pr lo mismo se dor-
mia con sus hijos del primer marido; y en tiempo de verano
salia a dormir con una hija tan grande como ella a un cor-
redor. Si alga vez yo la reñia, ô la amenazaba, al instante
subia à las ventanas, ô la calle dando unas bozes tan destem-
pladas qe todo el Lugar se alborotaba diciendo qe yo la queria
matar. De todo lo qual, Señor, me quejo y pidole me oiga, ps
mi Defensor nada hizo hasta aora á mi favor, y pido tambien
se me debuelva la pareja qe me vendio la justicia en 600 rs y va
lia mil pr lo menos, como tambien una Baca la vendieron del
mismo modo. Pido tambien se me de libertad bajo de fianza
pa yo poder defenderme, ps la causa pr qe me procesan ,y qe mejor
estaba sepultada, y no tomarla en boca tan siquiera, no es pa qe me
traten con tanta crueldad, que no havian tratar con mas a
un sanguinario, y a un salteador de caminos. en madrid el Abo-
gado de Pobres, luego qe me oio, dijo asi: hijo: essa causa no to-
ca a nosotros el sentenciarla, toca solamte a Dios qe a todos
nos ha de juzgar; y ciertamte el Juez de vivos y muertos Je-
suchristo Señor nro en una de esta misma naturaleza en