El autor escribe a la monja Andrea para contarle cómo se siente respecto al trato que recibe. También le cuenta las conclusiones a las que ha llegado sobre su persona. La carta tiene un tono intimista y reflexivo.
Jhs Ma
Sra mia
hallandome tan à los principios de las
cosas de exerçicios de virtudes que aun
no è entrado en la casa de la humildad y es
to digo si no me es de daño, pues ni me conoz
co ni deseo me conozcan (que no soy el que pien
san) ni me despreçio ni deseo me despreçien
antes me hallo bien con las estimaziones y
me huelgo de que sepan de mi me siento à la
mesa de los grandes señores quando debie
ra comer en el suelo junto al estropajo
si yo fuera quien habia de ser, ni busco el
despreçio ni le tengo por amigo ni amo
a quien me despreçia ni abenturo mi ani
ma por quien me paga el bien que le hago
con mal, en orden a su salbazion de que se
biene à los ojos quan falso estoy de todo lo
bueno pues no e comenzado a dar exemplo
y quan ruin soy pues me meto a alentar
a las almas pa que sirban à Dios y a dar
les consejo y a obrar otras cosas que en
otros fueran muy loables y en mi seran
muy odiosas que si no es el estar lleno
de rencores y el buscarme a mi en todo
no ebe de haver en mi otra cosa que pue
do deçir aunque tenga liza de mill tricolores
sino que alavo al Sr por tanto bueno como
a comunicado à Vm en todo y por los exer
ciçios tan buenos que tiene y por lo mucho
que dice le ama al celestial esposo y darle infinitas graçias porque a mi me tolera y suplicar
a Vm persebere en sus buenos exerçicios y fue mucho de Dios y de camino aprender
de Vm à pelear con los enemigos que a la diestra y a la siniestra estan que no des
cansan y reforzar mi flogeria con el ferbor de Vm y reñirme a mi y tratarme
de perezosso y sierbo inutil que no se pagarle a mi sr las migajuelas que me da de su
mesa sino que quiero siempre andar como el azeyte y metiendome a abisar de las llagas