El autor transmite a Josefa Moreno y Suárez una serie de referencias y citas clásicas con la intención de convencerla de que el trato que están teniendo no es pecado.
Sentencias de varios autores que corroboran el sentir de
cierto quidam que defiende no ser los ôsculos ni abrazos
las que dà sobre ôtras q exibiò de ôtros moralistas
coincidian con estas.
Torrecilla.
tom 1. sum
fol 609. S. 4.
num 160.
No se condena la sentencia q dice: ser licitos los ôsculos,
abrazos quando se dàn por delectacion honesta (cómo por
mentar la âmistad y venebolencia) aunq de aì se
delectacion venerea, no consintiendo la voluntad por
fin es honesto y la voluntad no quiere ni consiente en
delectacion.
el mismo.
in eodm fol
num 167.
Los abrazos y ôsculos aunq de su naturaleza no son ma
los, pero quando se exercitan por delectacion venerea y ho
nesta son pecado mortal. Luego (añado yo) los q no son
exercitados por la tàl delectacion no sòn pecado. Es
la consequencia.
Villalobos.
tom 1. fol 724.
num 1. y 3.
dificult. 9.
Los ôsculos y abrazos no son intrinsecamte malos
pecado mortal si el ôperante los dirigiesse â mal fin como
ordenandolos para la copula. Luego (añado yo)
fin no se ordenassen no seran pecado. Es consequencia
legitima.
Corella. fol
417 num 262.
No se condena el decir q los osculos tenidos no por
carnal y sensual sino por el mero gusto sensitivo q
ay, no sòn pecado mortal. Habla sobre la proposicion
condenada.
Sto Thomas.
in 2a lg. art
4. fol 366.
La fornicacion se dice q es pecado mortal porq por
se impide el bien de la prole q se â de engendrar y
at qui, los osculos, âbrazos y tactos para nada de esto desde
luego en estas cosas no âcontece q aya pecado mortal. Y asi
añade el mismo Doctor Angelico: de dos modos se dice ser
cosa pecado mortal. El uno es segun su especie: y de
los ôsculos, abrazos ea, segun su razon no nombran pe
cado mortal.
Cayetano.
in eôdem fol.
Su expositor dice: los ôsculos ea, pueden tomarse de
modos. El primero, absolutamte y assi no contienen alguna
cosa inordinada y por tanto pueden licitamte practicar
en señal de venebolencia. ea
Fr Ju de la
trinidad, en
su crisol. tom
2. fol 524.
Ay dos modos de delectacion: uno que consiste en cierta
proporcion con el organo del sentido del tacto, y este no
condena porq no es lascivo ni sensual aunq sea sentido