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En 1682 el licenciado Alonso de Herrera, alcalde del crimen de la Real Chancillería de Granada, procedió a la investigación y castigo de un delito de quebrantamiento del convento de Santa Clara de la villa de Martos. La denuncia procedía de las religiosas del convento y señalaba como principal acusado a don Pedro de Escobedo y Cabrera, caballero de la Orden de Calatrava y personaje principal de la villa de Martos. Asimismo, resultaron culpados don Miguel de Ortega y Vallejo y el presbítero don Juan Salcedo. Los tres habían mantenido relaciones indecorosas con tres religiosas del convento: doña Quiteria González y Mora, doña Manuela de Quesada y doña Ana de Ortega. Las pesquisas se centraron principalmente en la persona de don Pedro Escobedo, de ahí que la mayor parte del expediente se refiera a él. De hecho, a consecuencia de los registros en su casa se incautaron diversas cartas, entre las que destacan las misivas amorosas y particulares escritas por doña Quiteria González. Fue la relación entre ambos la que originó todo el escándalo posterior. Don Pedro de Escobedo entabló la relación amorosa con doña Quiteria cuando esta estaba todavía en el "siglo" (muy posiblemente en la década de 1660-1670). Él fue responsable de la salida de doña Quiteria de la casa paterna y de que la pareja se ausentase de Martos durante algunos días. Al volver a la villa, don Pedro dejó a doña Quiteria en un convento y se marchó a Indias, donde debió de tener algún cometido de tipo oficial. Durante su ausencia, la comunicación epistolar entre ambos se mantuvo, lo que dio continuidad a su vínculo sentimental. A su vuelta doña Quiteria ya era monja profesa, pero ello no supuso inconveniente alguno para la continuación de su relación amorosa con el resultado del mencionado delito del quebrantamiento de convento. En efecto, las casas de don Pedro colindaban con el cenobio, lo que permitió la comunicación de los amantes. Ambos fueron los catalizadores de las otras relaciones amorosas que unieron a don Miguel con doña Manuela y a don Juan con doña Ana. Doña Quiteria trató de favorecer los tratos amorosos entre su amante y otra religiosa, doña Juana de Santiago, quien rechazó vehementemente los avances. El escándalo fue mayor por las continuas salidas nocturnas de las parejas por las calles de la villa, así como por el embarazo de doña Quiteria, quien dio a luz en abril de 1682. A ello hay que sumar otra causa delictiva que afectó a don Pedro y que concernía a su matrimonio ilícito -previo estupro- con doña Isabel de Ortega.
Ante la gravedad de los delitos, don Pedro trató de huir de la justicia y con ayuda de terceras personas se escondió en la propia villa. Cuando el licenciado Alonso de Herrera procedió a su detención, el reo disparó e hirió en la cabeza al alcalde del crimen, con lo que se unió un agravante más a su causa. Finalmente la causa se sentenció con la pena capital para don Pedro, don Manuel y Juan Salcedo, así como penas de muerte y destierro para otros implicados en el crimen. En el caso de don Pedro, la sentencia declaraba que debía morir a cuchillo, su cabeza debía colocarse en la torre más alta de Martos y su mano derecha encima de la puerta del estanco de tabaco. En relación a las monjas, hubo pieza separada instruida por la instancia eclesiástica pertinente, por lo que no sabemos la pena a que se enfrentaron.
El pliego de papel que contiene esta carta fue aprovechado por la autora para escribir otra misiva a Juan de Salcedo (PS5050).
Letter from Quiteria González y Mora to an unidentified addressee.
The author asks an unidentified addressee to stop being angry with Ana de Ortega, and to warn Pedro de Escobedo that he is going to be arrested.
In 1682 Alonso de Herrera, chief magistrate of the Royal Chancellery in Granada investigated a case of violation in the convent of Santa Clara, in the village of Martos. The denunciation was issued by the nuns of the convent, and the people accused were Pedro de Escobedo y Cabrera, Knight of the Order of Calatrava and the most important man of Martos, together with Miguel de Ortega y Vallejo and a priest, Juan Salcedo. The three men had had forbidden relationships with three nuns: Quiteria González y Mora, Manuela de Quesada and Ana de Ortega. Private letters from Quiteria González, founded in the house of Pedro, revealed that the relationship between the two was at the origin of the whole scandal. Because of him she had left the house of his parents, and they went away from Martos for some days. When they came back, he left Quiteria in the convent and went to America, where he probably has some kind of official role. During his absence, their correspondence continued. When he came back she was already a professed nun, but this fact did not prevent them to continue their relationship. Moreover, the house of Pedro adjoined the convent, making everything even simpler. Quiteria González tried also to convince another nun, Juana de Santiago, to start a relationship with her lover, but Juana rejected the offer vehemently. The pregnancy of Quiteria González made the scandal even bigger. Another aspect of the scandal was that Pedro had illicitly married Isabel de Ortega, after raping her.
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