Los reos de este proceso eran tres vecinos de Ayerbe (Huesca): Juan de Ena, notario; Bartolomé de Garasa, señor de Lerés (Huesca); y Valerio Andaluz, médico. Fueron acusados por la Inquisición de Zaragoza en 1595 de hurto y homicidio. Los hechos que se les imputaban habían sucedido dos años antes, en 1593, cuando supuestamente habían entrado a robar en casa de Juan Barbués, presbítero y vicario perpetuo de Ayerbe (Huesca) y comisario del Santo Oficio, asesinando a su sobrina y criada, María Aznárez, que les había descubierto. Gregorio de Sarasa había sido ya condenado en 1593 por su complicidad en el delito y se encontraba preso por ello. Este acabó delatando a Juan de Ena, aunque se retractó de su testimonio, afirmando que algunas personas le habían convencido de que declarara en su contra. Las cartas que Gregorio de Sarasa envió a Juan de Ena desde la cárcel del Santo Oficio de Zaragoza fueron incautadas a dicho destinatario en el momento de su detención en 1595 e incorporadas al proceso como prueba. Juan de Ena murió en la prisión inquisitorial de Zaragoza en 1596 a la espera de que se dictara sentencia definitiva. Unos meses después, Bartolomé de Garasa y Valerio Andaluz fueron finalmente absueltos de todos los cargos.
En el margen superior de la presente carta aparece la siguiente anotación: "Señal &".