El autor escribe a la monja Andrea para darle varios consejos espirituales en torno a las tres vías posibles para unir la voluntad racional con la divina (la purgativa, la iluminativa y la unitiva).
hacer à este apetito d este sentido y al amor propio
y crea que si la boluntad no amara tales cosas de
mundo que no se arrojara à las bistas a berlas y
el remedio es desafiçionarse d ellas y resistir al
apetito bisibo.
El segundo sentido se le ha de haçer tambien estas
guerra y al apetito del gusto y al amor propio Y a
borrezer lo que es deliçia d este sentido y no darselo
al gusto aunque rabie el amor propio y de quando
en quando pisotear algun dulçeçillo por amor de
christo y si en lugar del dulçe se le diese al gusto
esto es a la boca alguna cosa desabrida por amor
de christo y no el dulçe sera gran cosa y asi la
voluntad todo el amor que arrastrada del amor
propio y del apetito les tenia à estas cosas ò tiene se le
dara a Jesuchristo y todas estas cosas deleitables
al sentido del gusto se quedaran fuera de la voluntad
y asi el alma todo aquello que amava estas cosas lo com
bertira à christo.
el sentido del oido no se arta de oir y asi es pre
ciso huir de combersaciones ociosas y bisitas de los
del mundo pa quitar la ocasion y asi se le hara
guerra a este apetito d este sentido y al amor propio
y se librara de oir murmuraciones el alma y solo
aquello que estava d estas cosas aficionada la voluntad
arrastrada, como he dicho d este apetito y del amor propio
lo reducira à amar à christo y lo mismo digo de las
conbersaciones ociosas y musicas que pasan por la ca
lle y de las que dentro de casa no se dirijen à Dios
el sentido del olfato tiene tambien su apetito
y quiere oler buenos olores como ambares azmizcles
y algalias y aguas olorosas y flores olorosas y asi