Hija mia de mi corazon: hè leido tu papelillo y hè saca-
do de èl tan melancolicos efectos que me hè entregado todo
â la tristeza viendo me promulgas la sentencia de tu muer-
te, mejor diria el pregon de la mia pues cada azento que
toca â tu corto vivir, es una pena q me âhoga y es un
martyrio q me âcaba. Por Jesus que no me digas en
ôtra ôcasion que has de vivir poco si no quieres que yo
viva menos, pues cada palabra de estas me pone tal
que âliento âpenas porque apenas vivo. Tambien
me desanima el què me insinuès que â que viene el
què leas essa carta de mi postizo tio. Ay Pepa mia, y
no quiero decir mas
En fin, te suppco te dexes ver lo mas presto q
puedas para que yo alibie en el desconsuelo que me
han puesto tus caracterès. Como èl decir te âlegraras
venga mi Madre para que yo tenga este consuelo. Pues
dime necesito yo de mas que el que contigo tengo? He-
cho menos acaso quanto el mundo tienes mientras te
tengo a ti? No quiero proseguir en esta materia, no me
censures de profesor en leyes de cupido. Solo te digo q
para què tu me dices esto? Yo creo que te duran los
humos de enojada porque ay mucha distincion de este
papel âel penultimo què me embiaste pues la firma
de este en nada corresponde â la de aquel y lo que âquel
me consolò este me hà causado de tormto Dios me balga!
No intento proseguir este papel porque no digas es to
do profano como sueles. Pero su magd por qn es te dè â en-
tender lo solido de mi âfecto nacido de una voluntad honesti-
ssima y de una voluntad sincera. Por Dios te pido que
vengas presto â qn ruego te prospere por ms as en su sto
amor, temor y gracia. Ceso.
siempre tuyo con cariño sin
morir; quien por resucitado
antes què tu morirà
Hija mia: mi vida y muerte y todo junto.