Pepa mia y Dueño mio: no obstante que ayer âl despedir-
nos establecimos la paz considero âpesadumbrado â tu cora-
zon â impulsos de mis proferidas palabras. Habletè impaci-
ente del mismo modo lo fueron las razones. Ô âfecto, y lo
que âtropellas! Que con las propias vozes que juzgas leni-
tivo de aczidentes son veneno que das muerte. Pero què
mucho? Quando por ciego no obtienes fueros de lince. Y assi,
querida prenda mia, vida de mi vida, no estrañes no mis
afectos que originados de lo mucho que te estimo en qual
quiera âceptacion discreta debo merezer perdon. No admi-
res prorrumpa en quexas dirigidas â lo que contemplo de
tu mala correspondencia principalmte quando tengo presen
te lo de Antheros y Cupido, que mas enamorados quanto
mas correspondidos. Y viendo en ti tan trocados los âfectos
primeros con el medio de los segundos y la variedad
de estos ultimos no es maravilla me lamente mucho de
ti mas del tiempo, de este porque tan presto sabe esta
blecer las cosas como las sabe olvidar, de ti porque
siendo por naturaleza âfable, obstentes rigores con q
tan finamte te ama. Verdaderamte por dias, por
oras y por instantes deviamos estimarnos mas y mas
pero ô fortuna esquiva! que el mismo âfecto q de mi lo-
gras me persuado es injuria que de ti cobro. Siempre
fuè discreta maxima de los âpasionados practicar experien
cias para la averiguacion del aprecio del estimado objeto;
no las hè ômitido en el dilatado curso de dos años y solo
hè sembrado para llenar las troxes de ôdiosa cizaña.
Quien tenga la culpa no ventilo; quando mi desgracia
es motivo para mucho mas. Con certeza devo pro-
rrumpir en ayes; pues si de quien indefectuosamte
havia de coronarme de finezas son los laureles de
desdenes; quien me ôrlarà de âfectos? Ô adversidad, y como
excitas tropiezos en los que de justicia devias embiar agrados
Solo puedo decir de mi que âpenas te conoci quando mi volun
tad humeaba fuego, adulto en estimarte (que fuè despues
de conocerte) respiraba centellas, y ôy dia, todo volcanes. No
assi tu, que al principio fuiste fuego, despues humo, actual
mte pavesa. Ô variedad inconstante, que tan presto luces, co-
mo tan presto mueres! Para mi no tiene espacio el tiempo
â que no te corresponda con la memoria, si yà no, con sus
piros. Quantas veces por desahogarme me hè entregado
â alguna diversion, concedida â los limites de mi estado,
y llorando ausencias, hè lastimado el aire, con ayes, sin
tener alibio en el juego. Empero como havia de tenerle,
si amorosa mariposa, vacilaba â la luz (sin luz) de
mi querida? Mas ô rigor! que sin permitir intervalo, â
mis afectuosas ruinas, tu misma sin luz, luz, me âniqui
la. Sin duda alguna, hé corrido sin margenes, por el grande
mar de mi cariño, con el dorado hilo de mi voluntad, ni
interrumpido, ni cortado, que teniendo en mis ansias prin
cipio, llegò hasta el ultimo vale. Ô como se â figurado en mi
mas veridico Cupido, què el que pintò la antiguedad entre
Mercurio y Hercules! Este âcreditando lo que hâgo
con su claba; el ôtro lo q digo con su eloquencia. Fre-
quentemte me sucede llebado de mi pasion amorosa, pre
guntar entre sueños por mi Pepa, como si te hubiera
perdido, haviendo savido tenerte y no dexarte; sien
do tu la prenda mas àpreciable de mi fineza, màs
siento los embarazos de mi estado para verte, dese-
ando verte sin intermisiones. No queda en vozes este
exceso, que la mejor difinicion del amor son las ob
ras, y bien sabes que quando hè podido verte no lo
hè escusado, por mas que tu injustamte me lo
regateas.
En la culta eleganza del ingenio, pusò ley la voluntad, pa
ra dar âl âfecto adorno y magestad. Ay persuasibas en sus limites,
verdad y prudencia. Con la persuasiba se âtraè, con la verdad se
âcredita, con la prudencia se juzga, y el todo de sus partes
suena acordemte el labio y enagena dulcemte el sentido.
Mas yo como infeliz, ni con persuasiônes ni con verdades,
ni con prudencia hè podido vencer tus inquietudes. La fama
voceò a los Tulios y a los Demostenes y hubò estatua à quien
por no ser decente el bronce, se le pusò de ôro la lengua. Tan
nobles y heroicas circunstancias se merecio del tiempo en las
memorias. No assi, tu, querida Pepa, que contrapuesta à este
pomposo sonido, guardas tiempo òportuno, solicitas continua
da y consumas rigorosa con las rectoricas de tu corazon
reglas què prescribe tu entendimto no para calificar la
voluntad, pues no substituyes en amorosos âfectos del alma,
las hermosas expresiones del cariño. Yo por el contrario, hè
hallado tanta dulzura (penosa) en estos finos empleos què no han
podido intermitirlos, ni tus continuados ceños, ni tus naturales
enfados. Bien que està dichosa trama no se cortò à inte-
rrumpidas memorias, porque con mental concepto, hè estado
siempre en tu presencia. Màs q mucho? Si hè enlazado con tan
profundas raizes mi voluntad, desde luego que te conoci què pue
do admirar à las gentes, viendo mis voluntarias àfectuosas òpe
raciones suspensas por veinteyseis años, y en solos dos que te
conozco, haberlas derramado como puedes contemplar.
Solo en ti hallo trocada tanto la razon de estado
como la voluntad. Reconocimto para mi tan sensible, que
me expone à un torvellino de penas. Por lo què has
Pues como âora tanto despego? Ya
veo que responderas que esto es realidad lo que àque
llo mentido. Porq los mismos motivos de desprecio havia
entonces que àora, pues como àora tanto rigor? como
entonces tanta fineza? Verdaderamte que si no te corres
que no sè adonde tengas el juicio. Porque ô entonces
mentias, ô no? Si mentias para que hàs engañado ha este
desdichado? Si no mentias, como tanta mudanza haviendo
las mismas causas en uno y en ôtro tiempo? No lo entiendo.
En fin, querida mia, para que veas que no ay intervalo
en mi voluntad sino que por instantes te àmo mas y mas
determino darte gusto en lo que tantas vezes me hàs pedido
Y para cumplimto mas exacto me privarè de mis mayo-
res consuelos (y seran los mayores que puedo darte) que sòn
el ir â tu casa, Con no ir cesaran impaciencias. Pero ya
que yo me sacrifique tan heroicamte por servirte, tam
bien tu me has de favorezer en una cosa y es que, â lo
menos, en el corto espacio de tiempo que me resta en esta
tierra (ô si fuera mañana!) vengas à casa, siquiera, de
quince à quince dias. Puedo hazer mas? Ni puedo pedir
menos? tengo deseo de darte gusto? Valgame Dios!
Otra cosa mas te pido: que si te embio algo, que lo
recivas, no me des mas que sentir, por los clabos de Dios, y si tu
me embias tal qual cosilla yo la recivire de mil amores,
como si se diesse ôcasion, lo dira la experiencia. Que yo
tambien te doy mi palabra, que no te mortificare mucho
con embiarte mucho pues, aunq tengo mucha voluntad,
tengo poco que dar. Y para totalmte determinarme te
suppco me escribas quatro renglones si por dicha mia lo
merezco, y dime en ellos quanto debo obserbar, que, à fe
de qn tanto te estima, te prometo guardarlo, como si fuese
precepto. Y por Dios, que me respondas presto. Mientras
pido â su Magd te me gde para mi consuelo ms as en su
Sa gracia. ea.
tuyo spre aunq con
azares y quebrantos.
franco
De priesa hè escrito
no sè si entenderas la letra.
Ademas que renglones he llegado
â escrivir que hè derramado mas
lagrimas que letras. Conq como pueden ir?
Seà todo por Dios!
mi amada Pepa y Dueño de mi vida.