El autor explica a Juan Manuel de Alcantud la situación vivida por la beata María Isabel Herráiz durante esos días. Ya le había puesto al corriente en la carta anterior de que ella estaba llevando a cabo un largo ayuno que, según le informa ahora, duró 20 días. El último día que fue a verla advirtió en ella unos impulsos que la beata interpretaba como una señal del Señor mientras que para él era una indicación de que debía dejar el ayuno, por lo que mandó le preparasen algo de comer. Durante los días de ayuno ella sintió un gran frio que se fue cuando empezó a comer, aunque no le sienta bien lo que ingiere y tiene mucha sed. Él le ha mandado que coma a menudo especialmente carne. A causa del ayuno padece fuertes dolores y no sabe si habrá que consultar con un médico. Por último incide en los fuertes impulsos que ella sufre y que hace que en esos casos no pueden gobernarla.
Ave Maria Purissima
Mi mas estimado, y Amigo P Lector: Recibi la de Vm por el
correo con la adjunta, qe entregué, y veo la justa reconvencion, que
me haze por no haver escrito, pero en mi anterior ya dezia a Vm
el motibo, o causa de ello, y confieso qe sí padezco algo de la enferme
dad, que Vm dize, y para curarla , oy Miercoles pierdo
pereza para escrivir esta, y darle noticia del estado, en qe se
halla la Ysabel.
El ayuno siguio en los mismos terminos, que insinuaba en mi an
terior, hasta el Domingo en la noche, a la misma hora, qe cumplían
Veinte Dias, y Veinte noches: Habiendo ido a ver como estaba aquella
hora, adverti unos impulsos mui fuertes, qe no podia menos de manifestar
se en lo exterior, le pregunté qe era aquello, y me dixó: Alguna Cosa quiere
el Sr qe Vm me mande, pero que no entendia el que con Claridad; y si pe
dia interiormte al Sr me manifestasse, y pusiese en el Pensamto su Volun-
tad: En efecto me pusé a discurrir qe seria aquello, mandé calentar una
poca agua, mas no la pudó tomar, y haziendoseme mas manifiestos los
impulsos me vinó entonzes al pensamto si acaso seria seria ya Voluntad del
Sr el qe dexasse yá de ayunar, por lo qe mandé hazer una xicara de
Chocolate qe le administré por mi mano, con lo que quedó totalmte sosegada, y
yo sin la duda de que erá esto lo qe queria el Sr. Aquella misma tar
de del Domingo se sintio con una Hambre extraordinaria, y un tedio, y disgusto
tan raro, como si estuviera allá retirada en una grande soledad, acudio a unir
se con el Sr, le parece se hallaria assi quando estaba en el desierto, y