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Maarten Janssen, 2014-

PS7021

1777. Carta de María Joaquina de la Santísima Trinidad, monja, para Joseph Pérez, franciscano.

ResumenLa autora escribe a Joseph Pérez para manifestarle su decepción ante su comportamiento y reprimirle por ello. Asimismo, afirma en varias ocasiones que hubiera preferido no conocerle.
Autor(es) María Joaquina de la Santísima Trinidad
Destinatario(s) Joseph Pérez            
Desde España, Cuenca, Priego, El Rosal
Para España, Toledo, Escalonilla
Contexto

María Joaquina de la Santísima Trinidad era monja en el convento de Nuestra Señora del Rosal (Priego, Cuenca). Allí fue durante un año y medio el padre franciscano Joseph Pérez para administrar las rentas de dicho convento. Durante su estancia allí la monja se confesó con él. Al principio le dijo que llevaba un año y medio sin confesarse por no encontrarse bien consigo misma. También le dijo, según la declaración de Joseph Pérez, que no quería confesarse con él, sino entablar una amistad. Joseph consiguió que se confesase y que le dijese que había sido solicitada años atrás, así como otros pecados que la turbaban. Después de esta primera confesión la monja se confesaba con regularidad con el padre fransciscano, dos veces por semana, y le contaba que tenía pensamientos impuros y algunos actos que ella no consideraba pecado. Según Joseph, él siempre intentó persuadirla de ellos y nunca la delató a la Inquisición porque pensaba que podía ayudarla a través del Sacramento de la Penitencia. Cuando Joseph abandonó el convento empezó a recibir cartas de la monja en las que le hablaba indignamente. Fueron estas cartas las que le llevaron a mandar una carta de autodelación a la Inquisición, por si en algún momento él había cometido algún pecado con esta monja por no saber reaccionar bien. Algunas de estas cartas enviadas por la monja las quemó y otras fueron las que presentó al juicio. Por otro lado, María Joaquina también escribió a la Inquisición una carta de delación en la que acusaba a Joseph Pérez y a Thomás de la Serna de haberla solicitado. Esta carta de delación fue la que da origen al juicio. En el interrogatorio que se le realizó a la monja ésta afirmó que era Joseph Pérez quien le hablaba antes o después de cada confesión de forma impura y le decía que había tenido algunos sueños con ella. Finalmente, el proceso terminó con la absolución de Joseph Francisco.

Soporte un folio de papel escrito por recto y verso.
Archivo Archivo Diocesano de Cuenca
Repository Inquisición
Fondo Procesos de delitos
Referencia archivística Legajo 743, Expediente 1582
Folios [12]r-v
Transcripción Guadalupe Adámez Castro
Revisión principal Gael Vaamonde
Contextualización Guadalupe Adámez Castro
Normalización Gael Vaamonde
Fecha de transcipción2013

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A R P fr Josef Perez que Dios m Predr y visitador de terce ra en el convto de Nra Sra de los Angeles en la villa m C Escamilla J M y Josef

Pe fray Josef, deseando, como deseo, el retiro de todo, lo criado y a vivir, con mas cuida-do de mi Alma qe lo que asta, haora he vi-vido, me obliga, este, reconocimiento, que Dios Misericordiosamente, me, a dado, a de-cirle a Vmd que no tiene ya que acer qta de mi Para, nada, ni acer siquiera acor-darse, Por lo que quisiera, no aberlo, cono-cido, pues me a dejado, bastante, por que, llorar Dios se lo perdone y le de verdadero, conoci-miento, de los, daños, que a si propio se ha e-cho, y me a hocasionado, y de el mucho tiem-po que me a echo, perder, bien, puede, mirar por su Alma, y reflexione, su mala, vida. bien puede, mirar, con, cuidado, sus cos-tumbres, y de lo mal que a cumplido, con sus obligaciones, no tan solamente; a cumplido mal, sino que, por su mala, conducta, me a arrastrado, a una total, ruina, si Dios mi-sericordiosamente, no me hubiera, dado, sus ausilios, para, reparar, sus ruinas, con su poco, temor de Dios. No tiene que escrivirme una letra, porque si lo ace lo mismo, a de ser llegar, a mis Manos, que hecharla, a el fuego, cosa de benir por aqui, no tiene que pensar o si por, ocurrir, alguna, cosa biniese, no me vera, ni ablara, ojala no lo hubiera conocido, que arta quenta, me hubiera tenido! la Perdiz que me embió la maté, y todas las cosas, que tenía suyas las he desterrado, de mi vista, las Medias que tengo suyas se las embia-re al Punto que aya ocasión. Dios le de luz y conocimiento, para seguir a Dios, a quien se lo pido muy de veras. El Rosal y Abril 8 de 1777

quien su bien desea Maria Joaquina

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