Context | En 1682, el licenciado Alonso de Herrera, alcalde del crimen de la Real Chancillería de Granada, procedió a la investigación y castigo de un delito de quebrantamiento del convento de Santa Clara de la villa de Martos. La denuncia procedía de las religiosas del convento y señalaba como principal acusado a don Pedro de Escobedo y Cabrera, caballero de la Orden de Calatrava y personaje principal de la villa de Martos. Asimismo, resultaron culpados don Miguel de Ortega y Vallejo y el presbítero don Juan Salcedo. Los tres habían mantenido relaciones indecorosas con tres religiosas del convento: doña Quiteria González y Mora, doña Manuela de Quesada y doña Ana de Ortega. Las pesquisas se centraron, principalmente, en la persona de don Pedro de Escobedo, de ahí que la mayor parte del expediente se refiera a él. De hecho, a consecuencia de los registros en su casa se incautaron diversas cartas, entre las que destacan las misivas amorosas y particulares escritas por doña Quiteria González. Junto a ellas hay que destacar un conjunto de más de 200 misivas que permiten reconstruir, parcialmente, otros aspectos de la vida de don Pedro de Escobedo: desde aspectos de su vida familiar hasta otros relacionados con su trayectoria profesional. Entre esas cartas hallamos unas epístolas intercambiadas con doña Juana de Cárdenas y que vinculan este proceso con otro que se siguió en el Consejo de las Órdenes Militares por el matrimonio ilícito que don Pedro había contraído con doña Isabel María de Ortega. Doña Juana era la responsable del alojamiento de la muchacha y, aunque su papel debía ser disuasorio, lo cierto es que jugó un rol relevante como intermediaria y favorecedora de la relación conyugal. |