Don Pedro Ronquillo Briceño murió en Londres el 7 de agosto de 1691 cuando ejercía las labores como embajador extraordinario del Rey Católico. Unos años más tarde (1704), su hermano y principal heredero, Francisco Ronquillo, se presentó como parte dentro del pleito de acreedores por la testamentaría del embajador reclamando el pago de algunas deudas. Para poder llevar a efecto esas reclamaciones se pidió a don Diego de Santiyán, testamentario, que presentase las cuentas que había manejado en vida de don Pedro Ronquillo Briceño. En efecto, don Diego de Santiyán había contado con un poder notarial que le posibilitaba el manejo de los asuntos económicos del embajador. Al proceso se adjuntaron las cuentas detalladas que había llevado don Diego de Santiyán, así como cartas misivas y órdenes de pago a distintos criados y particulares.
En el mismo pliego de la carta aquí transcrita se halla un recibí hecho en nombre de Gabriela Pavón que reza lo siguiente: "Digo yo, Gabriela Pavón, que recibí del señor don Diego de Santiyán doscientos y cuatro reales de vellón, que en virtud de esta carta y de la orden que tiene del señor don Pedro Ronquillo me paga. Y por no saber firmar lo que antes digo, lo hiciese por mano en Madrid, a 5 de mayo de 1691, por testigo y a ruego de Gabriela Pavón, Manuel de Contreras".