y luego mandaron, q entrara el Padre al calabozo, lo que
cumplio, y en donde le acompañe yo tambien toda la noche
no habiendonos permitido entrar cama, ni aun un costal de
paja sin atender a la inocencia del Padre, sus gravissi
mos accidtes, q le ponen a riesgo de morir y sin querer q
medico y cirujano lo declarassen; evidentissima prueba del
encono, y odio q nros emulos nos profesan, como tampoco
el considerar mi dignidad sacerdotal, y el ser el cura parro
co de esta Iglesia;