El autor se queja a Josefa Moreno y Suárez por el trato que recibe de ella al sentir que no quiere ninguna relación con él.
Querida Herma mia: con las lagrimas en los ojos formo estas pocas letras,
tan mal formadas como bien sentidas, pues al contemplar lo poco q te merezco
se me rompe el corazon. Dime, querida mia, en q te agravio, q aun no
soy digno de que me hayas embiado unas cerezas que a costa del Dinero
te hè pedido? Si fuera sin el, q no me las diesses, no me admiraria.
Pero dandote para comprarlas y bolberme el dinero, y sin zerezas no se
en q ley cabe ni en q se funde. Pues a qn cansaria, que con mis quartos
no me venificiasse? Me diras q a ti, porq ya sè, que lo hazes empeño.
Pues herma mia, perdoname, q â saber que no querias, no hubiera
molestadote. Dios te lo pague todo por quien es
Te remito esse papelito para q le guardes hasta que lle-
guè el dia en q yo me vea con tu cura, que discurro no llegara, porq
tu no querras, que à querer ya lo hubiera logrado. Guardalo mientras
q yo saco ôtro, no porque de todo lograre el ir â tu casa, pues conozco q
tus fines sòn de abandonarme totalmte sino para q Dios, y el
mundo sepa, la justicia q me assiste. Ceso. y no de pedir te gde ms as
tu abandonado y
desdichado hermo
Mi amada herma.