yo desdichado creia, que aquellos movimien-
tos los hiçiese el alma ençendida del Amor Divino, pero echo de ver, que
estoy en error, porque no he empeçado todavia a amarle, o, por deçir mejor,
la llama del amor de Dios no ha todavia informado mi alma, y creo que
aquellos movimientos los haya causado mi indisposiçion;