El autor narra a Nicolás Gómez Ramírez cómo la beata Agustina Salgado se encuentra gravemente enferma de tifus, además de tener otras dolencias que hacen temer al remitente que vaya a fallecer en breve, llegando a recibir el viático y se le va a decir una misa, por lo que le ruega la tenga presente en sus oraciones. Posteriormente le comenta los pasos que va a dar y cuándo procederá a contestarle a otra misiva.