El autor indica a Juan Manuel de Alcantud que ha tomado nota de todo lo que el destinatario le cuenta en una misiva anterior en relación con la beata María Isabel Herráiz y su dirección espiritual. Ximénez Llamas le explica que los fenómenos extraordinarios en torno a ella se siguen produciendo y de los que él es testigo. Aunque a veces quieren ocultar estos acontecimientos se manifiestan ante los demás. Se trata de hechos que él mismo no puede poner por escrito y considera que todo viene dirigido por la mano del Señor. Da cuenta de que uno de los días la beata tuvo sentimientos especiales leyendo a la Madre Ágreda e invita a su destinatario a leer el pasaje en cuestión.