Mi mui dulze y amada señora Da Antonina: Haze mucho
tpo que estoi con grandissimos deseos de decirle, y informarle
con muchissima claridad, y con expresiones propias de mi co
razon, y afecto lo muchissimo que la quiero, la estimo, y adoro,
y unas bezes por berguenza, y otras por no haver habido oca
sion de poderselo decir a Vmd de palabra, porque jamas nos he
mos visto solos, no ha podido ser; hia que ya no cabiendo
en mi como no cabe el tierno cariño el tierno cariño que
a Vmd le tengo saliendose el mismo por ojos, narices, y boca,
y estando Vmd de marcha para tan larga temporada (y
para mi tan desgraciada, triste, y dolorosa) por lo que pue
de ocurrir de que el Dios de los mortales pueda disponer de
la vida de uno, o de otro, porque Yo me considero sin fuerzas
para poder resistir la ausencia de Vmd, para que llegue a saber
el grande afecto tierno cariño imponderable amor que le
tengo a Vmd, me beo en la precision de decirselo por escri
to juzgando no podra proporcionarse el hazerlo de otro
modo (cuio atrebimto suplico a Vmd me disimule como to
dos los demas que adbierta en este mi rustico estilo, he
cha cargo de que una persona apasionada, y ciegamente
enamorada como Yo lo estoi para Vmd, muchas vezes para
pintar su cariño suele excederse) Y asi digo: Que la Divina
omnipotencia si es que contribuie a los amores me ha
dirigido a quererla a Vmd con todas sus fuerzas, que no
puedo ponderarlo mas; es decir a quererla a Vmd todo lo
que cabe, y puede quererse en lo humano. Y si acaso no
copero el Divino brazo, dire, que me arrostro y preciso
y arrebato esa ermosa, y singular cara en su belleza
jardin de Benus floreciente, campo guarnecido de finos