El autor escribe a sor Teresa de San Jerónimo para explicarle sus experiencias místicas y compartir con ella sus sentimientos más íntimos.
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Paz y paçiençia Muy cara madre mia en JesuChristo. Aunque sepa
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[2] | que el Padre no la ha dado la primera carta, me ha pareçido como buen
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[3] | hijo escribirla la segunda, dandola notiçia de lo que Dios Nro Señor obra
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[4] | en mi, y yo en el; quedé muy consolado en los dias pasados, porque Dios
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[5] | con grande abundançia arrojava sobre de mi, a manera de arroyuelo
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[6] | amoroso, aquella agua interior, y mientras yo la reçibia, me parecia, que
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[7] | este arroyuelo pasase, no por medio del coraçon del alma, pero solo me
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[8] | pareçia, que el alma, como una niña, le estuviese dentro con las plantas de
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[9] | los pies; solamente me mojava los pies, pero no me dava a conoçer sus efetos,
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[10] | sino que de quando en quando, me pareçia, que de este arroyuelo subiese
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[11] | alguna gota al coraçon, y me causava un cierto deseo suave de ser unido
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[12] | con Dios, y tambien un cierto deseo, y codiçia de arrojarme en aquel arroyo,
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[13] | y anegarme, pero por mucho que lo procurase, no pude nunca consiguirlo;
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[14] | sino que siempre le estava dentro con las plantas de los pies, con todo yo me
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[15] | consolava
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