El autor explica a fray Felipe de los Rubielos cuál es su situación ante el ayuno que sus consejeros le han recomendado. También informa de las horas que dedica cada día a las oraciones y de los sentimientos que le provoca su comunión con el Señor.
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[2] | Yo sigo con las avenidas de la naturaleza
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[3] | y de la gracia, desde la una a la otra, porque aque
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[4] | lla manifiesta la sensibilidad, y la otra corro
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[5] | bora la devilidad. desde la una a las 3 me he rre
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[6] | costado a la siesta como acostumbro, no e dormido co
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[7] | mo ayer, desvelado y formando actos de amor
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[8] | acia el sor, despues e tenido una ora de ora
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[9] | cion y aunque el enemigo me a fenictado
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[10] | con fuertes dolores a las rodillas como acostum
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[11] | bra, la e aguantado, aviendome postrado dos
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[12] | bezes, para tolerarlos algun tanto pero
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[13] | salgo con bastantes fuerzas, gracias a la mi
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[14] | sericordiosa mano del sor: encomendarme de to
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[15] | das beras al sor porque solo quiero compla
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[16] | cerle, y ninguno se alla mas obligado de los
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[17] | hombres, a no ponerle tara, tanto porque
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[18] | todos juntos no le an ofendido tanto; como por los efectos de sus altismas misericordias: quedo pues
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[19] | to a sus divinos pies, y en brazos de nra purisima
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[20] | madre, y nueva favorezedora; para que de mi
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[21] | se aga su sma boluntd que desea a todos
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