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Maarten Janssen, 2014-

Representação em facsímile

[1689]. Carta de Vicente de Cuéllar, sacerdote, para Andrea de Villarreal, monja.

ResumoEl autor escribe a la monja Andrea para contarle cómo se siente respecto al trato que recibe. También le cuenta las conclusiones a las que ha llegado sobre su persona. La carta tiene un tono intimista y reflexivo.
Autor(es) Vicente de Cuéllar
Destinatário(s) Andrea de Villarreal            
De S.l.
Para España, Cuenca
Contexto

Vicente de Cuéllar fue acusado en 1689 por la Santa Inquisición de alumbrado. Esta acusación se produjo a raíz de una audiencia que solicitó el presbítero Juan de Verdesoto Pinto como descargo de su conciencia, en la cual acusó a Vicente de realizar distintas proposiciones a las monjas del convento de las Bernardas de Cuenca así como de tener un comportamiento sospechoso que se alejaba de la doctrina católica. Juan de Verdesoto fue advertido de estos hechos por el racionero de la Iglesia de la ciudad de Cuenca, Francisco de la Cámara, quien había tenido algún contacto con el acusado e incluso había intercambiado algunos papeles con él hasta que se dio cuenta que éstos podrían ser considerados como contrarios a la autoridad eclesial y rompió su relación con Vicente, así como todos los papeles que había recibido de éste. Al mismo tiempo le llegaron noticias de que el acusado realizaba “platicas espirituales” con las monjas de dicho convento a través del torno. Por todo esto, avisó a Juan de Verdesoto, confesor de una de las monjas con las que Vicente se escribía asiduamente, María Josefa de la Puente, para que averiguase sobre el asunto. María Josefa de la Puente confesó a Juan todos los papeles que había recibido de Vicente en los que le comunicaba doctrina y se los entregó. Todos los papeles fueron aportados como prueba al proceso por Juan de Verdesoto. En el interrogatorio a María Josefa de la Puente esta afirmaba que todas las misivas pertenecían al mismo año, 1689, y que comenzó a recibirlos a raíz de una visita que el acusado realizó a su convento con motivo del jueves santo. Este intercambio epistolar no duró más de dos meses. También afirmaba que tenía otros papeles que quemó ante el miedo de que alguien los leyera en los que se hablaba, igualmente, de materia espiritual. También son interrogadas otras monjas del mismo convento con las que Vicente de Cuéllar intercambió algunas cartas que fueron, de la misma forma, aportadas al proceso, estas son Manuela de Barrios y Andrea de Villarreal. Finalmente, se realizó un interrogatorio a la abadesa del convento, María Ana de Otonel, que dice que el acusado era sordo y que por este motivo escribía tanto a las hermanas del convento para poderles hacer llegar sus consejos espirituales. Todas las monjas afirmaban, tanto en sus confesiones como a los distintos testigos que compadecen ante el Tribunal, que los escritos de Vicente de Cuéllar les ocasionaban ciertos escrúpulos e intranquilidad. El proceso original contiene más cartas, así como otros escritos de Vicente de Cuéllar, pero se ha realizado una selección para su transcripción pues el contenido de las mismas es muy similar. FALTA SABER SI EL ACUSADO FUE CONDENADO O NO.

Suporte un folio de papel doblado en cuarto, escrito por todas las caras.
Arquivo Archivo Diocesano de Cuenca
Repository Inquisición
Fundo Procesos de delitos
Cota arquivística Legajo 551, Expediente 6907
Fólios 87r-88v
Transcrição Guadalupe Adámez Castro
Contextualização Guadalupe Adámez Castro
Modernização Gael Vaamonde
Data da transcrição2014

Page 87r > 87v

Jhs Ma Sra mia

hallandome tan à los principios de las cosas de exerçicios de virtudes que aun no è entrado en la casa de la humildad y esto digo si no me es de daño, pues ni me conozco ni deseo me conozcan (que no soy el que piensan) ni me despreçio ni deseo me despreçien antes me hallo bien con las estimaziones y me huelgo de que sepan de mi me siento à la mesa de los grandes señores quando debiera comer en el suelo junto al estropajo si yo fuera quien habia de ser, ni busco el despreçio ni le tengo por amigo ni amo a quien me despreçia ni abenturo mi anima por quien me paga el bien que le hago con mal, en orden a su salbazion de que se biene à los ojos quan falso estoy de todo lo bueno pues no e comenzado a dar exemplo y quan ruin soy pues me meto a alentar a las almas pa que sirban à Dios y a darles consejo y a obrar otras cosas que en otros fueran muy loables y en mi seran muy odiosas que si no es el estar lleno de rencores y el buscarme a mi en todo no ebe de haver en mi otra cosa que puedo deçir aunque tenga liza de mill tricolores sino que alavo al Sr por tanto bueno como a comunicado à Vm en todo y por los exerciçios tan buenos que tiene y por lo mucho que dice le ama al celestial esposo y darle infinitas graçias porque a mi me tolera y suplicar a Vm persebere en sus buenos exerçicios y fue mucho de Dios y de camino aprender de Vm à pelear con los enemigos que a la diestra y a la siniestra estan que no descansan y reforzar mi flogeria con el ferbor de Vm y reñirme a mi y tratarme de perezosso y sierbo inutil que no se pagarle a mi sr las migajuelas que me da de su mesa sino que quiero siempre andar como el azeyte y metiendome a abisar de las llagas



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