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Maarten Janssen, 2014-

PSCR5749

[1738-1739]. Billete de fray Francisco Antonio de Villar del Saz (Francisco Antonio Ladrón de Guevara), predicador franciscano descalzo, para Josefa Moreno y Suárez.

Autor(es)

Francisco Antonio de Villar del Saz      

Destinatário(s)

Josefa Moreno y Suárez                        

Resumo

El autor explica a Josefa Moreno y Suárez la tristeza que siente por el trato que tienen entre ellos, al no sentir que sus sentimientos son correspondidos por ella. Le pide que no deje de ir a verle ni rechace los regalos que le hace.
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Pepa mia y Dueño mio: no obstante que ayer âl despedir-nos establecimos la paz considero âpesadumbrado â tu cora-zon â impulsos de mis proferidas palabras. Habletè impaci-ente del mismo modo lo fueron las razones. Ô âfecto, y lo que âtropellas! Que con las propias vozes que juzgas leni-tivo de aczidentes son veneno que das muerte. Pero què mucho? Quando por ciego no obtienes fueros de lince. Y assi, querida prenda mia, vida de mi vida, no estrañes no mis afectos que originados de lo mucho que te estimo en qualquiera âceptacion discreta debo merezer perdon. No admi-res prorrumpa en quexas dirigidas â lo que contemplo de tu mala correspondencia principalmte quando tengo presente lo de Antheros y Cupido, que mas enamorados quanto mas correspondidos. Y viendo en ti tan trocados los âfectos primeros con el medio de los segundos y la variedad de estos ultimos no es maravilla me lamente mucho de ti mas del tiempo, de este porque tan presto sabe establecer las cosas como las sabe olvidar, de ti porque siendo por naturaleza âfable, obstentes rigores con q tan finamte te ama. Verdaderamte por dias, por oras y por instantes deviamos estimarnos mas y mas pero ô fortuna esquiva! que el mismo âfecto q de mi lo-gras me persuado es injuria que de ti cobro. Siempre fuè discreta maxima de los âpasionados practicar experiencias para la averiguacion del aprecio del estimado objeto; no las ômitido en el dilatado curso de dos años y solo sembrado para llenar las troxes de ôdiosa cizaña. Quien tenga la culpa no ventilo; quando mi desgracia es motivo para mucho mas. Con certeza devo pro-rrumpir en ayes; pues si de quien indefectuosamte havia de coronarme de finezas son los laureles de desdenes; quien me ôrlarà de âfectos? Ô adversidad, y como excitas tropiezos en los que de justicia devias embiar agrados Solo puedo decir de mi que âpenas te conoci quando mi voluntad humeaba fuego, adulto en estimarte (que fuè despues de conocerte) respiraba centellas, y ôy dia, todo volcanes. No assi tu, que al principio fuiste fuego, despues humo, actualmte pavesa. Ô variedad inconstante, que tan presto luces, co-mo tan presto mueres! Para mi no tiene espacio el tiempo â que no te corresponda con la memoria, si no, con suspiros. Quantas veces por desahogarme me entregado â alguna diversion, concedida â los limites de mi estado, y llorando ausencias, lastimado el aire, con ayes, sin tener alibio en el juego. Empero como havia de tenerle, si amorosa mariposa, vacilaba â la luz (sin luz) de mi querida? Mas ô rigor! que sin permitir intervalo, â mis afectuosas ruinas, tu misma sin luz, luz, me âniquila. Sin duda alguna, corrido sin margenes, por el grande mar de mi cariño, con el dorado hilo de mi voluntad, ni interrumpido, ni cortado, que teniendo en mis ansias principio, llegò hasta el ultimo vale. Ô como se â figurado en mi mas veridico Cupido, què el que pintò la antiguedad entre Mercurio y Hercules! Este âcreditando lo que hâgo con su claba; el ôtro lo q digo con su eloquencia. Fre-quentemte me sucede llebado de mi pasion amorosa, preguntar entre sueños por mi Pepa, como si te hubiera perdido, haviendo savido tenerte y no dexarte; siendo tu la prenda mas àpreciable de mi fineza, màs siento los embarazos de mi estado para verte, dese-ando verte sin intermisiones. No queda en vozes este exceso, que la mejor difinicion del amor son las obras, y bien sabes que quando podido verte no lo escusado, por mas que tu injustamte me lo regateas.

En la culta eleganza del ingenio, pusò ley la voluntad, para dar âl âfecto adorno y magestad. Ay persuasibas en sus limites, verdad y prudencia. Con la persuasiba se âtraè, con la verdad se âcredita, con la prudencia se juzga, y el todo de sus partes suena acordemte el labio y enagena dulcemte el sentido. Mas yo como infeliz, ni con persuasiônes ni con verdades, ni con prudencia podido vencer tus inquietudes. La fama voceò a los Tulios y a los Demostenes y hubò estatua à quien por no ser decente el bronce, se le pusò de ôro la lengua. Tan nobles y heroicas circunstancias se merecio del tiempo en las memorias. No assi, tu, querida Pepa, que contrapuesta à este pomposo sonido, guardas tiempo òportuno, solicitas continuada y consumas rigorosa con las rectoricas de tu corazon reglas què prescribe tu entendimto no para calificar la voluntad, pues no substituyes en amorosos âfectos del alma, las hermosas expresiones del cariño. Yo por el contrario, hallado tanta dulzura (penosa) en estos finos empleos què no han podido intermitirlos, ni tus continuados ceños, ni tus naturales enfados. Bien que està dichosa trama no se cortò à inte-rrumpidas memorias, porque con mental concepto, estado siempre en tu presencia. Màs q mucho? Si enlazado con tan profundas raizes mi voluntad, desde luego que te conoci què puedo admirar à las gentes, viendo mis voluntarias àfectuosas òperaciones suspensas por veinteyseis años, y en solos dos que te conozco, haberlas derramado como puedes contemplar.

Solo en ti hallo trocada tanto la razon de estado como la voluntad. Reconocimto para mi tan sensible, que me expone à un torvellino de penas. Por lo què has Pues como âora tanto despego? Ya veo que responderas que esto es realidad lo que àquello mentido. Porq los mismos motivos de desprecio havia entonces que àora, pues como àora tanto rigor? como entonces tanta fineza? Verdaderamte que si no te corres que no adonde tengas el juicio. Porque ô entonces mentias, ô no? Si mentias para que hàs engañado ha este desdichado? Si no mentias, como tanta mudanza haviendo las mismas causas en uno y en ôtro tiempo? No lo entiendo.

En fin, querida mia, para que veas que no ay intervalo en mi voluntad sino que por instantes te àmo mas y mas determino darte gusto en lo que tantas vezes me hàs pedido Y para cumplimto mas exacto me privarè de mis mayo-res consuelos (y seran los mayores que puedo darte) que sòn el ir â tu casa, Con no ir cesaran impaciencias. Pero ya que yo me sacrifique tan heroicamte por servirte, tambien tu me has de favorezer en una cosa y es que, â lo menos, en el corto espacio de tiempo que me resta en esta tierra (ô si fuera mañana!) vengas à casa, siquiera, de quince à quince dias. Puedo hazer mas? Ni puedo pedir menos? tengo deseo de darte gusto? Valgame Dios!

Otra cosa mas te pido: que si te embio algo, que lo recivas, no me des mas que sentir, por los clabos de Dios, y si tu me embias tal qual cosilla yo la recivire de mil amores, como si se diesse ôcasion, lo dira la experiencia. Que yo tambien te doy mi palabra, que no te mortificare mucho con embiarte mucho pues, aunq tengo mucha voluntad, tengo poco que dar. Y para totalmte determinarme te suppco me escribas quatro renglones si por dicha mia lo merezco, y dime en ellos quanto debo obserbar, que, à fe de qn tanto te estima, te prometo guardarlo, como si fuese precepto. Y por Dios, que me respondas presto. Mientras pido â su Magd te me gde para mi consuelo ms as en su Sa gracia. ea.

tuyo spre aunq con azares y quebrantos. franco

De priesa escrito no si entenderas la letra. Ademas que renglones he llegado â escrivir que derramado mas lagrimas que letras. Conq como pueden ir? Seà todo por Dios!

mi amada Pepa y Dueño de mi vida.


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