El autor expresa a su esposa Juana María Vázquez cuánto la echa de menos y le explicando cómo va su negocio en Lima.
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saves que con nuestra pobreza vivia gustossisimo
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otra te tengo escrita desde esta ciudad quiera Dios
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que ella y esta lleguen a tus manos para que tengas
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tu el alivio de que yo carezco esto hija mia esta de
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tan mala calidad que solamente perdiendose la
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mitad de la plata que monta la ropa que traxo mi
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camarada se podia aver vendido pero no se a atre
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vido a vender porque no se pierdan los dueños de la
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ropa y asi se determino de quedarse por otros seis
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meses porque bean los dueños se hazen las diligen
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zias y si en estos seis meses no se vendiere pasados
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se bendera aunque sea perdiendo yo e estado en
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el convento de san franco tres meses y no e bendido
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mas que diez mil pesos ya oy no estoy alla porque
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la justizia saco orden del virrey para visitar los
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conventos conque fue fuerza salirme
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y si an
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tes d este tiempo hubiere fortuna de vender que es
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muy posible al ynstante nos yremos que yo con los
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deseos siempre estoy alla porque eres tu todo mi
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y puedo dezir que el cuerpo esta en Lima pero el cora
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zon en mexico mas que mucho si eres tu mi rebegida
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a todas oras le pido a dios que no te falten las pastillas y que
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te de fuerzas para hazerlas y que no te enfade el pilca
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y lo tires porque sentire el no conocerlo que aunque los
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moldes estan buenos a truequo de no verte
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un tronpo y por no verte pujar se podia escusar vi
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da mia y mi chucurrubita revegido de mis ojos buen
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animo que dios sera servido. a mi hermana me en
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comendaras con todas veras poniendome a sus pies
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y le doy el parabien del nuebo sazerdote como tan
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