El autor explica a Manuel Garzo de Lasarte su delicada salud, tras lo cual pasa a comentarle el estado de una beata, Agustina Salgado, por la que el destinatario le había preguntado anteriormente. Eugenio Aguado de Lara es su director espiritual. Ella se haya bastante enferma y el autor comenta que la encuentra sacrificada ante las adversidades y se muestra satisfecho del estado espiritual en que esta mujer se encuentra, quien padece con resignación los males a los que se enfrenta. No encuentra el autor que la beata haya proferido malas palabras contra don Nicolás Hernández, pero se deben hacer más averiguaciones.