Contexto | El reo de este proceso era Juan José Aranda, cura de Mazarulleque (Cuenca). Fue acusado del delito de proposiciones y hechos heréticos por la Inquisición de Cuenca en 1757 al afirmar que los constantes tocamientos y tactos deshonestos a los que sometía a Isabel Villar Abarca, su criada, no eran pecado. Juan José Aranda había mantenido también relaciones ilícitas con otras de sus sirvientas, como Ana María Gayán y Manuela Palomino. Precisamente, el embarazo de esta última desencadenó todo el proceso, pues se sospechaba que el cura era el responsable del mismo. Los inquisidores decretaron entonces la prisión de Juan José Aranda y el embargo de sus bienes, momento en el que se incautaron todas las cartas que tenía en su casa y fueron incorporadas a la causa como prueba. Finalmente, el reo fue condenado a abjurar de levi, a dos años de reclusión en un convento y a una pena de destierro durante tres años y a una distancia de ocho leguas de Chinchilla (Albacete), Mazarulleque (Cuenca) y Madrid. |