Contexto | Doña Francisca López de la Peña, mujer de don Joaquín de Miera, se presentó ante el Consejo de Castilla para apelar una sentencia en su contra dada por la Real Audiencia de Sevilla y que la obligaba al pago de unas deudas de su marido. Éste había constituido compañía comercial con don José del Castillo y a resultas de su quiebra económica se había convertido en responsable de los créditos de su compañero, a lo que se unían otras deudas en que había incurrido por su cuenta. Doña Francisca alegaba que no se podía responsabilizar a su marido de las deudas y otras acciones cometidas, ya que se hallaba en estado demente a consecuencia de una enfermedad epidémica que había sufrido en Cádiz en 1800. Para demostrar esa enajenación, doña Francisca hizo presentación de unas cartas de su marido escritas entre 1800 y 1802. La introducción de nuevas pruebas en un recurso en apelación contravenía los mecanismos judiciales. No obstante, una real gracia posibilitó que se tuvieran en cuenta las misivas presentadas. Ya en primera instancia, los acreedores habían aportado pruebas epistolares que venían a demostrar el endeudamiento de don Joaquín de Miera. Estas cartas no se trasladaron originalmente al proceso del Consejo, pero sí que hay referencias y copias de fragmentos en las distintas piezas del legajo. Aunque los peritos caligráficos demostraron que las nuevas cartas habían sido escritas por mano de don Joaquín de Miera y que los testimonios médicos corroboraron la demencia del deudor, el Consejo decidió en 1816 no retirar la sentencia dada por la Real Audiencia, sosteniendo que el pago a los acreedores debía hacerse igualmente. |