La autora escribe a su hijo, Francisco del Puerto y Arriola, lamentando la falta de atención de éste último hacia su mujer e hijas.
El espiritu santo te guie, y te abrase en su Divino
amor. Muy querido hijo mío, selebraré mucho que esta
llegue á tus manos, y te allen con la perfecta
salud que mi cariño desea goçes por dilatados años,
yo quedo arto quebrantada con mucha falta de salud
motivada de tu auçensia, o por decirlo mejor del olvido
de tus obligaciones, pues tengo á mi vista una hija con
muchos trabajos que los lleva con mucha virtu, y lo
mas que siento son dos hijas que le dejastes para
mayor dolor de mi corazon, y el de su madre desnu
das sin oyr missa por falta de ropa, y su madre pade
se la mesma dolençia, nuestro señor te abra los ojos
del entendimiento para que conozcas tu seguedad,
pues quando los hombres onrrados por acçidentes del
tiempo se ausentan, no por esso, dejan de cumplir
con la obligaçion de asistir en lo que se pudiere
á su mujer y hijos, y de esse genero les ayuda
Dios, y no se olbidan de si mesmos, agote saber que
en el tribunal de Dios el dia del Juicio á de ser
tu fiscal un Dios que no se le oculta nada y si
no te enmiendas tendras que padeçer por una
eternidad donde sentiras sin remedio la
yngratitud que has tenido, y el olvido de no
cumplir con tus obligaçiones; este avisso baste
para tu desengaño que aunque el consejo es de
una madre muy fina en quererte las razones son
dictadas del espiritu santo, y en su nombre te digo