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Maarten Janssen, 2014-

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1806. Carta de Juan Ximénez Llamas, presbítero de la villa de Belmonte, para Diego Antonio Valdeolivar.

ResumoEl autor trata con Diego Antonio Valdeolivar, quien es su apoderado, sobre el cobro de unas cuentas que tiene con Juan Moreno y los herederos de Isidro Gómez. El remitente se ha puesto en contacto con Juan Moreno por carta para evitar pasar por los tribunales y éste le ha reconocido las deudas que tiene contraídas. Se da cuenta detallada del estado de estas cuentas y le pide al destinatario que consiga que le paguen las deudas lo antes posible. Aprovecha también para informarle de su estado de salud y las últimas líneas las dedica a prevenirle sobre Baltasar de las Heras, quien también tiene deudas con él.
Autor(es) Juan Ximénez Llamas
Destinatário(s) Diego Antonio Valdeolivar            
De España, Cuenca, Belmonte
Para S.l.
Contexto

El proceso se abrió por alumbrados contra María Isabel Herráiz, la beata de Villar del Águila, entre 1802 y 1808. Se trata de un amplio proceso en el que se incluye a muchas otras personas que tienen relación con ella y se les acusa de ser cómplices en las ilusiones de María Isabel Herráiz. Ella creía que Jesucristo se encontraba en ella, por lo que no podía comulgar, incluso algunos otros acusados afirmaban que veían a Jesús hecho Niño en el pecho de la acusada. Cuando ella abjuró reconoció los errores que había declarado, errores que se debían al mal espíritu que había sido el causante de todas las señales que ella había recibido, las revelaciones, visiones que ella había creído que eran verdaderas y enviadas por Dios. Lo mismo ocurría con la creencia que María Isabel Herráiz tenía de que el Señor se había colocado en su pecho y que se había consagrado en su cuerpo para efectuar una reforma general en el mundo por su ministerio y para el establecimiento de un nuevo Apostolado y que había de morir en Roma y su cuerpo subir a los cielos al tercer día, hechos que estaban anunciados en el Apocalipsis y otros libros sagrados. María Isabel Herráiz alegaba que todos estos pensamientos los había tenido por culpa del demonio, quien había transformado y acalorado su imaginación, ofuscado su entendimiento, entorpecido su razón para no descubrir el engaño. Justificaba que sus cómplices fueron buscados e inducidos por ella. En su declaración alegó que no pactó con el diablo sino que fue él el que la poseyó. Asimismo, reconoció que permitió la adoración de la que fue objeto, pero todo fueron artificios diabólicos. Los alborotos que se dieron en su pueblo tampoco fueron culpa suya, puesto que algunas personas creyeron en ella pero todo fue obra del diablo porque esas personas estaban en mal estado. Parece que hubo alborotos y excesos por parte de los "endiablados" o creyentes en la Beata Isabel.

Suporte un folio de papel doblado en cuarto, escrito por recto y verso del primer cuarto y por el recto del segundo cuarto.
Arquivo Archivo Diocesano de Cuenca
Repository Inquisición
Fundo Procesos de delitos
Cota arquivística Legajos 642-643, Expediente 7825
Fólios Pieza 14, [154]r-v [155]r
Transcrição Laura Martínez Martín
Revisão principal Gael Vaamonde
Contextualização Laura Martínez Martín
Modernização Gael Vaamonde
Data da transcrição2013

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