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Maarten Janssen, 2014-

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1798. Carta de Juan Ximénez Llamas, presbítero de la villa de Belmonte, para Juan Manuel de Alcantud, franciscano descalzo.

SummaryEl autor explica a Juan Manuel de Alcantud la situación vivida por la beata María Isabel Herráiz durante esos días. Ya le había puesto al corriente en la carta anterior de que ella estaba llevando a cabo un largo ayuno que, según le informa ahora, duró 20 días. El último día que fue a verla advirtió en ella unos impulsos que la beata interpretaba como una señal del Señor mientras que para él era una indicación de que debía dejar el ayuno, por lo que mandó le preparasen algo de comer. Durante los días de ayuno ella sintió un gran frio que se fue cuando empezó a comer, aunque no le sienta bien lo que ingiere y tiene mucha sed. Él le ha mandado que coma a menudo especialmente carne. A causa del ayuno padece fuertes dolores y no sabe si habrá que consultar con un médico. Por último incide en los fuertes impulsos que ella sufre y que hace que en esos casos no pueden gobernarla.
Author(s) Juan Ximénez Llamas
Addressee(s) Juan Manuel de Alcantud            
From España, Cuenca, Villar del Águila
To España, Cuenca
Context

El proceso se abrió por alumbrados contra María Isabel Herráiz, la beata de Villar del Águila, entre 1802 y 1808. Se trata de un amplio proceso en el que se incluye a muchas otras personas que tienen relación con ella y se les acusa de ser cómplices en las ilusiones de María Isabel Herráiz. Ella creía que Jesucristo se encontraba en ella, por lo que no podía comulgar, incluso algunos otros acusados afirmaban que veían a Jesús hecho Niño en el pecho de la acusada. Cuando ella abjuró reconoció los errores que había declarado, errores que se debían al mal espíritu que había sido el causante de todas las señales que ella había recibido, las revelaciones, visiones que ella había creído que eran verdaderas y enviadas por Dios. Lo mismo ocurría con la creencia que María Isabel Herráiz tenía de que el Señor se había colocado en su pecho y que se había consagrado en su cuerpo para efectuar una reforma general en el mundo por su ministerio y para el establecimiento de un nuevo Apostolado y que había de morir en Roma y su cuerpo subir a los cielos al tercer día, hechos que estaban anunciados en el Apocalipsis y otros libros sagrados. María Isabel Herráiz alegaba que todos estos pensamientos los había tenido por culpa del demonio, quien había transformado y acalorado su imaginación, ofuscado su entendimiento, entorpecido su razón para no descubrir el engaño. Justificaba que sus cómplices fueron buscados e inducidos por ella. En su declaración alegó que no pactó con el diablo sino que fue él el que la poseyó. Asimismo, reconoció que permitió la adoración de la que fue objeto, pero todo fueron artificios diabólicos. Los alborotos que se dieron en su pueblo tampoco fueron culpa suya, puesto que algunas personas creyeron en ella pero todo fue obra del diablo porque esas personas estaban en mal estado. Parece que hubo alborotos y excesos por parte de los "endiablados" o creyentes en la Beata Isabel. En la parte superior del folio 7r un anotador ha escrito: "del cura de Villar del Águila a Alcantud" y "Marzo 21 de 98". Además en el folio 8v aparece: "Año 98" y "Es la siguiente carta del mismo cura de Villar del Águila a Alcantud".

Support un folio de papel doblado en cuarto, escrito por el recto del primer cuarto y por el recto del segundo cuarto.
Archival Institution Archivo Diocesano de Cuenca
Repository Inquisición
Collection Procesos de delitos
Archival Reference Legajos 642-643, Expediente 7825
Folios Pieza 20, 7r-v y 8r-v
Transcription Laura Martínez Martín
Main Revision Gael Vaamonde
Contextualization Laura Martínez Martín
Standardization Gael Vaamonde
Transcription date2013

Page 7r > 7v

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Ave Maria Purissima

Mi mas estimado, y Amigo P Lector: Recibi la de Vm por el

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correo con la adjunta, qe entregué, y veo la justa reconvencion, que
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me haze por no haver escrito, pero en mi anterior ya dezia a Vm
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el motibo, o causa de ello, y confieso qe padezco algo de la enferme
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dad, que Vm dize, y para curarla , oy Miercoles pierdo
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pereza para escrivir esta, y darle noticia del estado, en qe se
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halla la Ysabel.

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El ayuno siguio en los mismos terminos, que insinuaba en mi an

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terior, hasta el Domingo en la noche, a la misma hora, qe cumplían
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Veinte Dias, y Veinte noches: Habiendo ido a ver como estaba aquella
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hora, adverti unos impulsos mui fuertes, qe no podia menos de manifestar
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se en lo exterior, le pregunté qe era aquello, y me dixó: Alguna Cosa quiere
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el Sr qe Vm me mande, pero que no entendia el que con Claridad; y si pe
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dia interiormte al Sr me manifestasse, y pusiese en el Pensamto su Volun-
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tad: En efecto me pusé a discurrir qe seria aquello, mandé calentar una
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poca agua, mas no la pudó tomar, y haziendoseme mas manifiestos los
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impulsos me vinó entonzes al pensamto si acaso seria seria ya Voluntad del
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Sr el qe dexasse de ayunar, por lo qe mandé hazer una xicara de
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Chocolate qe le administré por mi mano, con lo que quedó totalmte sosegada, y
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yo sin la duda de que erá esto lo qe queria el Sr. Aquella misma tar
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de del Domingo se sintio con una Hambre extraordinaria, y un tedio, y disgusto
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tan raro, como si estuviera allá retirada en una grande soledad, acudio a unir
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se con el Sr, le parece se hallaria assi quando estaba en el desierto, y

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